Si me vas a violar, no me abras la boca. Si me vas a robar, no me dispares. Si me vas a matar, no salpiques la camisa recién pintada.
Versos, canciones, endechas, redondillas, quintillas, décimas, jácaras, sonetos.
Todo y ahora. El yo, hecho polvo. Allí donde era, nada. Miedo a morir, a nacer de nuevo, a vivir la gloria eterna, a respirar si eso significa paso de los días.
Sagrados, amorosos, satíricos, recordatorios.
Ninguna partida es triste. Soñé que todavía estabas viva. Me retracto, a tiempo, de lo dicho y lo no dicho en esta vida.
Palabras, silencios, palabras.
Del libro Una infancia mejorada: Colección Escala de Jacob, Universidad del Valle, Cali, 2010.
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1 comentario:
Muy apreciable Carlos:
Me parece un poema muy sólido, elocuente y con una riqueza metafórica excepcional.
“Miedo a morir, a nacer de nuevo, a vivir la gloria eterna, a respirar si eso significa paso de los días.”
Admiro las coincidencias de la vida. Como luces multicolores que entrelazan pensamientos disímbolos pero congruentes. Justo antes de remitirme a este enlace enviado por mi querida Elvira Alejandra, escribí este mensaje en Twitter:
"Abrazó el cuerpo muerto de su esposa y esperó a que llegara la erección. El forense dictaminó el rigor mortis de ambos: 2 años."
Con respeto y admiración a tu estilo poético, tu amigo:
Arturo
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