En Salento

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Salento-Quindío-Colombia

viernes, 21 de septiembre de 2012

MARÍA BELÉN AGUIRRE, poeta argentina: SOY TORPE, un poema de su libro PRAGA EN DOS

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                         María Belén Aguirre





SOY TORPE.
Soy brutal.
Me cuestan
y mucho
las reuniones sociales.

Me vuelco la comida
cada vez que intento
a la luz de una mirada extraña
comer.

Soy torpe.
Soy brutal.
Derramo agua en la mesa
y me tiemblan las manos
si me hablan.

No sé responder
con exactitud
a las preguntas que se me formulan.
Me voy por las ramas.
O me quedo callada
y no puedo.
De una u otra manera
no puedo.

Me avergüenza hablar de mí.
Sólo hallo en mí
motivo de escarnio y menosprecio.
Prefiero en mi lugar
las largas peroratas sobre cine y literatura:

La vida de los otros.

Yo sé engañarme.

Tan sólo un niño podría,
si quisiera,
sacarme a jugar.
Del libro Praga en dos: Ediciones de La Eterna, Tucumán, 2012



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martes, 11 de septiembre de 2012

TOMÁS QUINTERO, poeta colombiano: INDIO SOY

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               TomásQuintero





Nunca pedí algo más que la vida
y se me negó.
Para qué hablar del río
si lo secaron,
de la flor
si nunca la dejaron crecer?
Indio soy, y es lo único que me han dejado.
Al menos
clavé una lanza
donde antes relucía una cruz.

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

ALEJANDRO GIL, Poeta argentino: "DEL RETORNO"

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                         Alejandro Gil



SIX, SIX, SIX

una mujer
una mujer

un niño
un niño

un fantasma
un fantasma

un dragón
un dragón

una mujer, un niño, un fantasma
un dragón: yo
ése soy yo

canto en retorno
no me vi cuando volví
mi cuerpo era ingrávido
mis ojos miraban calles vacías
hasta el horizonte
mis ojos ignoraban todo lo existente
no había respuestas
algo se había perdido
sólo un destello mágico
me acercaba lo no hallado
eran sus cejas, sus ojos
su cuerpecito, los míos
eran sus labios, sus dedos
sus cabellos, los míos
eran los negros ojos suyos, los míos
eran crueles años de ausencia
queriéndose curar
eran los años míos y los suyos, los míos

envejecí
la abracé, como a nunca nadie,
como para que amanezca
palpé su cuerpo y me encontré
el farol de la esquina extendía infinita miles de sombras

ya para partir
puse mi despertador
a las 6:45
sabiendo que tenía tiempo
para llegar a las 8 a la estación
terminal de ómnibus,
mi padre, solo un joven de 84 años,
abrió la puerta de
mi habitación a las 6:30
dándome la diana.
a los 3 minutos insistió.
“puse mi reloj a las menos cuarto”, le
dije
y no paró: -“seguís siendo el
mismo de siempre”, me increpó
protestando.
allí reafirmé que estaba
en mi tierra y que era
necesario dejar pasar, al menos,
un mediano tiempo para regresar.

una mujer, un niño
un fantasma, un dragón
me espera en algún sitio

se extienden
desde mí unos
trancos gigantes
que tocan
baldosas
del cielo




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