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Salento-Quindío-Colombia

miércoles, 24 de noviembre de 2010

JUDES: Un poema de la poeta argentina Ester de Izaguirre traduït al català per Pere Bessó











JUDES

Sóc Judes, el traïdor,
i et doní més que tots,
jo et doní més que amor.
Per a ells la mercé de l'heroisme
i la docilitat de ser-te fidels,
perquè ells no afrontaren la teua mirada
allà a Getsemaní.
Tant de bo m'hagueres dit: "et comprenc,
ho estàs fent bé. Ànim, Judes".
Ells navegaven en barques
que el prodigi salvava de marees tenaces,
jo m'afoní fins a tocar fons als abismes
d'aquest mar de ser home i recordar-se'n.
Tots veieren els claus i ploraren,
jo t'immolí perquè trencares l'alba.
Convocaren tants per al drama,
Caifàs, Anàs, Herodes i Pilat,
per què també a mi. Jo et volia.
Per què hauran encunyat les monedes,
per què les profecies.
Per què l'arbre atziac
com un ull fetiller reclamant-me
des de la sang intacta de la Bíblia.
Sóc Judes, el traïdor,
el que millor acomplí amb el seu destí.
El que lliurà el que estimava. Per voler-lo.
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martes, 23 de noviembre de 2010

JUDAS: Un poema de la poeta argentina Ester de Izaguirre


Soy Judas, el traidor,
y te di más que todos,
yo te di más que amor.
Para ellos la merced del heroísmo
y la docilidad de serte fieles,
porque ellos no afrontaron tu mirada
allá en Getsemaní.
Ojalá me hubieras dicho: "te comprendo,
lo estás haciendo bien. Ánimo, Judas".
Ellos navegaban en barcas
que el prodigio salvaba de mareas tenaces,
yo me hundí hasta tocar fondo en los abismos
de este mar de ser hombre y acordarse.
Todos vieron los clavos y lloraron,
yo te inmolé para que amanecieras.
Convocaron a tantos para el drama,
Caifás, Anás, Herodes y Pilatos,
por qué también a mí. Yo te quería.
Por qué habrán acuñado las monedas,
por qué las profecías.
Por qué el árbol aciago
como un ojo hechicero reclamándome
desde la sangre intacta de la Biblia.
Soy Judas, el traidor,
el que mejor cumplió con su destino.
El que entregó al que amaba. Por amarlo.




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jueves, 11 de noviembre de 2010

RELATO DE SERGIO STEPANSKY: Un poema del poeta colombiano León de Greiff




           León De Greiff
Juego mi vida, cambio mi vida,
de todos modos
la llevo perdida...

Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo...

La juego contra uno o contra todos,
la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,
en una encrucijada, en una barricada, en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,
a todo lo ancho y todo lo hondo
-en la periferia, en el medio,
y en el sub-fondo...-

Juego mi vida, cambio mi vida,
la llevo perdida
sin remedio.

Y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo...:
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos;
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio y lo ruin, lo trivial, lo perfecto, lo malo...

Todo, todo me da lo mismo:
todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.

Cambio mi vida por lámparas viejas
o por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil;
por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil;
por los colgajos que se guinda en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota nubia;
la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia;
cambio mi vida por una anilla de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno: -para echar a rodar la bola..

Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo;
la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra;
la cambio por un romance, la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca...
por esa muñeca que llora
como cualquier poeta.

Cambio mi vida -al fiado- por una fábrica de crepúsculos
(con arreboles);
por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra
o por su naricilla que está en algún museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escala de Jacob, o por un plato de lentejas...

¡o por dos huequecillos minúsculos
-en las sienes- por donde se me fugue, en grises podres,
la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres...!

Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida...



 
 
 
 
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jueves, 4 de noviembre de 2010

EL CURA: Prosa poética de la poeta argentina Myriam Leal

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          Myriam Leal


Él sabía de sus ovejas descarriadas
gustosas del pecado
y las acostumbraba visitar
cuando las buenas gentes dormían
Por eso a nadie le sorprendió
verle aquella noche hablar con Lola
y menos que al día siguiente
ella se fuera del pueblo como las otras
- Hija mía, el sufrimiento te redimirá-
dijo, y tocó su frente con una cruz
-Él dió su sangre por ti
y la tuya le pertenece a Él -
dijo cortando con el borde del cáliz
la palpitante carótida
que comulgó con el vino
en el instante en que empezó la misa.









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