En Salento

En Salento
Salento-Quindío-Colombia

jueves, 31 de diciembre de 2009

TU NOMBRE CANTO Y GUITARRA: Un poema del poeta argentino Norberto Barleand



Pronuncio tu nombre
entre los pétalos y el alba,
humedecida en los charcos
del canto y de las guitarras,

silencio que se hace llanto
laguna de la nostalgia
bebo la rosa, el viento
tu sonrisa en la distancia,

agua de bruma y sueño
árbol de hojas mansas
fatiga de los recuerdos
sembradura del sol que avanza

beso tus labios frescos
de fresca espuma y romanza
cuando la voz se desliza
y la noche se descalza

alumbra tu cuerpo y canta
con voz sonora y guitarras
prendida al faro del ruedo
colina de la esperanza,

acudo a tus pies y grito
con toda la luz del alma



.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

VILLANCICO: Poema de la poeta española GLORIA FUERTES música de PACO IBAÑEZ


Ya está el Niño en el portal,
que nació en la portería.
San José tiene taller,
y es la portera María.

Vengan sabios y doctores
a consultarle sus dudas,
el Niño sabelotodo
está esperando en la cuna.


Dice que pecado es
hablar mal de los vecinos
y que pecado no es
besarse por los caminos.

Que se acerquen los pastores,
que me divierten un rato,
que se acerquen los humildes,
que se alejen los beatos.

Que pase la Magdalena,
que venga San Agustín,
que esperen los Reyes Magos
que les tengo que escribir.









viernes, 11 de diciembre de 2009

LOS LETRADOS: Un poema del poeta chileno Gonzalo Rojas





          Gonzalo Rojas

Lo prostituyen todo
con su ánimo gastado en circunloquios.
Lo explican todo. Monologan
como máquinas llenas de aceite.
Lo manchan todo con su baba metafísica.

Yo los quisiera ver en los mares del sur
una noche de viento real, con la cabeza
vaciada en el frío, oliendo
la soledad del mundo,
sin luna,
sin explicación posible,
fumando en el terror del desamparo.






.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Los ríos han crecido: un poema de la poeta colombiana Matilde Espinosa



¡Los ríos han crecido!
Su torrentera insomne
Desdibuja los rostros
De párpados abiertos,
En su delirio de piedras y raíces.

Crecen sobre las olas
Los cuerpos arrancados
De la noche,
Sin luceros ni orillas,
Sin el aire caliente
Que hincharon las palabras,
Las últimas palabras.

En su vientre, los ríos
Levantan cementerios
Y la muerte se cierra
En círculos morados
Que sacuden los peces
Y devoran la sangre.

En cada espuma verde
Viajan los niños muertos,
Y en cada brazo de agua
Se preguntan las madres:
¿dónde sus nidos tiernos?
¿Dónde su arteria rota
Clamorosa de arrullos?

En las gradas del alba
Van subiendo esqueletos
Con su carga madura
De grávidos espinos,
Y una afrenta de espigas
Que hace temblar la yerba.

¡Los ríos han crecido!
Un bosque humano lanza
Sus yemas al océano
Y las venas desatan
Palpitantes cordajes
Donde se estrella el viento
Y ensancha el corazón.

Volverán de los ríos,
Crecidos por la sangre
Y los hondos suspiros,
En madurez violenta
De secreta victoria
Para que sea más cierta
La pureza del agua.

.

sábado, 21 de noviembre de 2009

DESTERRADO: Un poema del poeta argentino Hugo Francisco Rivella


cada palabra la repito a llanto de lágrima caída.
a cimbronazo de camión en llanta
a trueno en un hospicio de madrugada enferma
con qué puñal te he herido en el intento
con qué garras te arañé los pasos
en qué espejos te buscan los huecos de mi sangre las espinas sedientas que repiten tu nombre
desanúdame el viento de esta degolladura
y déjame correr hacia la noche
entrequiéreme el rastro que he perdido
el círculo de un agua que me ahoga
cada palabra en tanto es un mazazo sobre el cadáver de este mi esqueleto
y ya no hay letra que me escarbe el alma
ni caballos de sal bajo la luna que por mi muerte piafen
si fue grande el amor y lo vivido tan frágil que se rompe
cómo podré salvarme desterrado
y en el destierro olvidar tu olvido







sábado, 14 de noviembre de 2009

Cuaderno de Clase: Un cuento delNorberto Barleand


Ayer, mientras acomodaba libros, encontré un cuaderno, es mío? de que grado?, las letras, los números, las rayas borroneadas de tinta y pupitre encendían mi angustia, desconocía si esa letra, pertenecía al lenguaje que acompañó la vida o era de algún coleccionista de fábulas solemnes que invadió los estantes de mi casa.
Separé las hojas amarillas de las blancas, parecían guardapolvos de tiza enfundando al niño que fui hace muchos años.
Arranqué las tapas, eran duras, parecidas al Himno, a la bandera de ceremonias, al augusto prócer del mármol que muy serio controlaba mi entrada a la escuela todos los días., bendecidos de gloria y de olvido.
Siempre tuve dudas de ellos, de los próceres, digo, tan erectos, malhumorados, en fin, nuestra historia narrada desde la epopeya, la furia y la bravata.
Nada sabía del mundo entonces ,tampoco del concepto de justicia y libertad, la lucha era una pelea por un gol en el potrero.. Nada más, poco, muy poco..
Tan chico era el mundo? No, el chico era yo.
Transcurría un tiempo de posguerra, paisaje en blanco y negro, oscuras bombas, desgarros…
Cadáveres por millones mutilados, pueblos y ciudades destruidas, muerte con olor a muerte, llanto de luto en pupilas de madres, desconsuelo. Horror. Tragedia.
Poco conocía desde mis ojos de barrio, solo gorriones y ciruelos, hurgaba las medias de las tías, acaso las de mi madre para llenarlas de papeles y hacer una de trapo, jugar, patear al arco imaginario del futuro.
Como sería? El futuro digo, como sería?
Un pasillo largo y dos grandes patios tenía la casa (conventillo), muchas macetas, piletas de lavar, mucha, mucha gente, todo o casi todo sucedía allí y en el empedrado de ese barrio austero y murmurante… nosotros en la calle, pateando la de goma, la de cuero en los baldíos., un frente a frente, punta y taco rango y mida y qué se yo…….
Supe después, no tanto tiempo más adelante, ya crecido y de pantalones largos que la muerte era parte de la vida, que los muertos eran siempre los mismos.
Que protagonizamos la gran gesta americana, de la América Nueva, ajada y partida, del inca y los milagros, del mestizo o el indio rescatando la memoria, Pueblos, Patria postergada, Revolución, Guerra Fría, Imperialismo y cuanto más ingresó a mi vocabulario, a formar parte de todo aquello que rodeaba el entorno de los días, tal vez de una generación de ideales, sueños y tormentas.
Decía en todo el recorrido que los muertos eran siempre los mismos, es decir, del mismo palo, casi del mismo lugar de pertenencia, venían del corralón y del trabajo, humildes, anónimos, sin cruz y sin espada, con la sombra de un pan en cada mano y un grito de impotencia en las gargantas.
El mundo era el mismo y diferente, los pueblos eran tortas de reparto, los niños golondrinas que no vuelan, el fuego, cenizas caminando por los charcos del dolor y la ignominia.
Las leyes aun son perros que no ladran, se aplican por arriba y desde arriba, la paz es un cabildo de palabras que preludian el espanto de una guerra.
Aun así
Los sueños fueron planetas compartidos, utopías que alumbraron el camino, los días del sol, las primaveras, el amor, los hijos, un poema a la alegría del canto y los anhelos.
Alejé el dolor de lo perdido para disfrutar la aventura cada día, la témpera y el verbo en las colmenas.
A esta altura, el cuaderno observa mi rostro, una mirada adulta, la sonrisa de un niño que se aleja perdido entre sus hojas.
Intento ver una señal para reconocerme en él, busco hasta el final, página por página y aparece un olor sepia y acuarela, solo eso..
Resignado, cierro y lo elevo hacia la biblioteca para guardarlo definitivamente, cuando de pronto cae una hoja, una hoja despegada del resto, una hoja de recuerdo y porvenir.
Desteñido, arrugado, observo un dibujo, los arcos, la pelota y los nombres de ellos, de todos, desprolijos, juntos los nombres de mis compañeros del equipo que jugó los Campeonatos Infantiles “Evita” el “Sirdar”, por el frigorífico que luego para el ascenso se llamó “Carlos Gardel”
Era como una foto perforada de nostalgia, salimos subcampeones.
No sé en qué naufragio se perdió la medalla que me entregaron aquel domingo de verano, tan distante, tan lejano pero bueno…, ahora tengo el testimonio de este cuaderno recuperado
los pantalones cortos,
las medias caídas,
la camiseta afuera.
Norberto Barleand
y un grito de gol!!!!!!!!!!!!!!!!!!



lunes, 2 de noviembre de 2009

DEL CAMINO



Si me desvela la promesa de tu risa, esa que se desgrana en los arrecifes de mi último sueño,
allí tu sombra me sigue y no acepta mi recuerdo.
Vengo de un país donde no brilla más el sol sino el cuchillo que aniquiló los cuerpos
y los volvió carne sin nombre bajo otros miles de cuerpos.
Pero traigo en mi mochila los dibujos tejidos por los indios paeces con sus largos hilos,
sus nudos y sus voces entrecortadas en mi memoria.
Un laberinto es ahora mi escritura
y un andrajo el camino que he dejado atrás.
Yo le miro cubrirse el rostro con sus manos para no responderme,
sabe que sólo yo sé de qué estaba hecha la sustancia de su vacío
y de su sombra
y del árbol de la madera de su lápiz.
Sabe que sólo yo sé lo que él y yo esperábamos bajo la luz de un amanecer olvidado en ese laberinto.

.







.


.
.
.
.

.



Comentarios y contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *