En Salento

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Salento-Quindío-Colombia

lunes, 2 de noviembre de 2009

DEL CAMINO



Si me desvela la promesa de tu risa, esa que se desgrana en los arrecifes de mi último sueño,
allí tu sombra me sigue y no acepta mi recuerdo.
Vengo de un país donde no brilla más el sol sino el cuchillo que aniquiló los cuerpos
y los volvió carne sin nombre bajo otros miles de cuerpos.
Pero traigo en mi mochila los dibujos tejidos por los indios paeces con sus largos hilos,
sus nudos y sus voces entrecortadas en mi memoria.
Un laberinto es ahora mi escritura
y un andrajo el camino que he dejado atrás.
Yo le miro cubrirse el rostro con sus manos para no responderme,
sabe que sólo yo sé de qué estaba hecha la sustancia de su vacío
y de su sombra
y del árbol de la madera de su lápiz.
Sabe que sólo yo sé lo que él y yo esperábamos bajo la luz de un amanecer olvidado en ese laberinto.

4 comentarios:

Aleja dijo...

Muy bueno! estás escribiendo hermosisimo mamita!!! te amo mucho!

Anónimo dijo...

Aquí ando descubriendo nuevos blogs de poesía. Me encontré con el tuyo. Espero seguir pasando y opinar.

Saludos
Hannibal

Leo Mercado dijo...

No hay forma de que no me sienta identificado con este poema, Elvira. Quizá compartamos, al menos en estos versos, el ajetreo de una tempestad común.
Abrazos desde Argentina.

Avesdelcielo dijo...

Entre los andrajos dejados atrtás y el presente-futuro de la escritura , en un comienzo de un día especial, debe haber nacido esta prosa poética encarnada en bello lenguaje.
Parece, Elvira, que los amaneceres son una fuente de tu vida e inspiración- Te leí en el blog "Mis Poetas Contemporáneos.
MARITA RAGOZZA

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