Otras veces sucede que uno se levanta
En la noche por una necesidad
O como si alguien reclamara auxilio en un cuarto remoto
Hacia donde sonámbulo uno se dirige.
En el trayecto aterran esas débiles claridades
En donde moran inmóviles las cosas de la casa
Y uno no mira el espejo oscuro del corredor
Presintiendo el rostro desfigurado que pasa.
Se va entonces por la penumbra con un cristal
Hasta el grifo y se oye el profundo gorgotear
De las tuberías invisibles hasta que el agua rebosa
El cristal y la mano siente la súbita quemazón.
Y uno bebe.
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5 comentarios:
Una pintura!!
Saludos desde Argentina.
Bellísima sencillez! Y tan cotidiana...
poema de alucinar...
Hola, Elvira:
Un gusto conocerte a través de este medio que nos permite, hablar, sin conocernos.
Seguiré viniendo a leerte.
Un abrazo.
Me encantó el poema. Felicitaciones al autor, que tiene esa capacidad de interpretar la cotidianidad con el maravilloso éter de la poesía.
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