Quien escribe un poema
abre el horizonte
ventanas a los magos
abre.
Aleja sombras frías
que ni siquiera mojan
ordena las bravuras del fuego
le pone timbales a las manos
abandonadas
señales de vida
en medio del cementerio
pone.
Quien escribe un poema
odia los pañuelos descartables
los sueños descartables
y las mujeres descartables
extraña los amigos idos
y a los amigos que vendrán
también extraña.
Quien escribe un poema
es viento
y lluvia
y sol en la convulsa belleza
es un reloj de arena
y un Dios que enmudece
esperando
es un desnudo nocturno
y más, mucho más,
es.
Quien escribe un poema
tiene amores
y muertos
y un carnet guardado con la foto
amarilla
y un deseo al borde
del desborde.
Quien escribe un poema
profesa todas las religiones
y es ateo
y bebe
y come con las manos
del caliente plato popular.
Quien escribe un poema
lleva una violadora llave
y abre puertas
cabezas y piernas
también pierde apuestas y sigue
sigue, porque quiere
que la vida o la muerte
lo encuentre con pájaros
en sus ojos
y un lápiz (la verdadera tierra prometida)
en la mano.
Tomo un lápiz
escribo
me sumerjo en los pequeños movimientos
como atando ramitos de letras
dejo un poco de aire entre las palabras
cierto desorden
y un ligero misterio
mi estado de ánimo
A veces la extraño
la busco en cuadernos
en el arte de la caligrafía
en una firma
en las tarjetas y fotografías antiguas
dedicadas con esmero y calma
Deseo verla llegar en alguna carta
trayéndome en su tinta
el retrato íntimo de personas amadas
aquel sello que traspasa la distancia
y entibia los momentos
pero es inútil
ella escasea cada día más
Otras veces sucede que uno se levanta
En la noche por una necesidad
O como si alguien reclamara auxilio en un cuarto remoto
Hacia donde sonámbulo uno se dirige.
En el trayecto aterran esas débiles claridades
En donde moran inmóviles las cosas de la casa
Y uno no mira el espejo oscuro del corredor
Presintiendo el rostro desfigurado que pasa.
Se va entonces por la penumbra con un cristal
Hasta el grifo y se oye el profundo gorgotear
De las tuberías invisibles hasta que el agua rebosa
El cristal y la mano siente la súbita quemazón.