si ya es la hora de la soledad
preciso es sumergir la voz en el fondo lechoso
del día que apenas inicia
y poco a poco cede al placer de la memoria
si ya es el día de la nostalgia
sólo queda correr las cortinas
que ocultan la diaria cinematografía del patio
para invocar la presencia de un rostro hace tiempo acariciado.
¿seguirán detenidas al pie de los postes las pisadas
y en los andenes las migajas de una charla muchas veces suspendida?
Busco tu rostro entre todos los rostros en las enmarañadas ciudades para detener esta desazón mía de cordillera cansada Vuelvo mi cabeza que gira como una hoja desprendida afuera el sol cae a pedazos sobre los cuerpos y los perros vienen a buscarme para terminar el sueño Pero yo me levanto lucho con todos los fantasmas hasta tocar la lluvia de tus manos.